lunes, 30 de mayo de 2016

Oscilaciones

Tú cuerpo oscila
Sube y baja como electricidad,
Controlo la frecuencia con mi intromisión,
Voy aderezando  tu montura
Y espoleando
Los picos y los valles
La energía la recojo por mi boca,
Mi lengua es un osciloscopio que amplifica esas distorsiones
El pináculo es tu sexo húmedo crispante
Voy recogiendo diferentes puntos de tensión
El éxtasis  te encuentra distendida, y a mi arando la tierra
Todo es trémulo,
Los volcanes con sus crestas, tamizadas  por mis manos
Las caderas en ejercicio oscilatorio permanente
Tengo la sensación de vértigo

Y tú de culminar la creación…

La Bugambilia


De niño visitaba a mi abuela durante los periodos de vacaciones en México, crecí esperando que llegaran estas fechas, mucho recuerdo esos momentos de juguetes, reyes magos, vacaciones con mis primos, jugar en el patio.

Mi abuela tenía una bugambilia en el patio de su casa, tenía gallina y gatos. Nosotros teníamos toda suerte de juegos en ese patio de encanto. Había una casa en construcción y una fábrica antigua que  había dado paso a una serie de condominios inconclusos que nosotros explorábamos (Mis primos los Pacheco en nuestras primeras vagancias).






 El árbol era una casa embrujada,  el halcón milenario que nos llevaba a otras galaxias y cualquier otro instrumento de nuestra imaginación. Mirándolo desde un segundo piso observaba el  fin de la tarde cuando el sol ya estaba por concluir y las campanas del barrio de Santiago anunciaban la víspera de la misa.

 No solamente yo admiraba ese paisaje, un pariente se había animado a retratar en un cuadro esa vista hermosa desde la ventana con las cúpulas de iglesia en el fondo y la enredadera de la Buganvilia  en primer plano. Este árbol tenia magia, sus hojas rosadas, a veces eran moradas, verdes, luego en otra época las miraba trasparentes, su coloración manifestaba el paso del tiempo. Recuerdo el patio tamizado de esas hojas y lo feliz que éramos con todos los primos entre juegos de pin pon, de fútbol y bicicletas y cualquier ocurrencia de la etapa más bella de la vida.

Regresamos cada año a la casa de mi abuela, vivíamos en el extranjero, y un día me encontré que habían cortado el árbol.  De pronto todo cambió en ese patio, teníamos de vecinos un condominio o una serie de departamentos (propiamente dicho), había reducido el patio para hacer una cocina más amplia, y el árbol ya no estaba.

Hoy miro desde la ventana del patio y la de mis recuerdos; me es difícil ver a través de tiempo el patio con mi buganvilia, sin embargo a veces y sin proponerlo la recuerdo a través de mis sueños, cuando el inconsciente reclama revivir tus mejores ayeres, despierto motivado y con gratitud, por traer de regreso a la abuela en su patio, a mi niñez y a un árbol multicolor que se convirtió en un puente, un símbolo de felicidad.









Programa Otras Voces, difusión artística de nuevos creadores


sábado, 21 de mayo de 2016

Salambona, Alfonso Reyes


¡Ay, Salambó, Salambona,
ya probé de tu persona!
¿Y sabes a lo que sabes?
Sabes a piña y a miel,
sabes a vino y a dátiles,
a naranja y a clavel,
a canela y azafrán,
a cacao y a café,
a perejil y tomillo,
higo blando y dura nuez.
Sabes a yerba mojada,
sabes al amanecer.
Sabes a égloga pura
cantada con el rabel.
Sabes a leña olorosa,
pino, resina y laurel.
A moza junto a la fuente,
que cada noche es mujer.
Al aire de mis montañas,
donde un tiempo cabalgué.
Sabes a lo que sabía
la infancia que se me fue.
Sabes a todos los sueños
que a nadie le confesé.
¡Ay, Salainbó, Salambona,
ya probé de tu persona!
Alianza del mito ibérico
y el mito cartaginés,
tienes el gusto del mar,
tan antiguo como es.
Sabes a fiesta marina,
a trirreme y a bajel.
Sabes a la Odisea,
sabes a Jerusalén.
Sabes a toda la historia,
tan antigua como es.
Sabes a toda la tierra,
tan antigua como es.
Sabes a luna y a sol,
cometa y eclipse, pues
sabes a la astrología,
tan antigua como es.
Sabes a doctrina oculta
y a revelación tal vez.
Sabes al abecedario,
tan antiguo como es.
Sabes a vida y a muerte
y a gloria y a infierno, amén.